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Filosofía de la Imagen Corporativa


El auge de las intervenciones sobre la “imagen corporativa” es resultado de factores condicionantes provenientes de la sociedad en su conjunto, entre los que podemos señalar como estructurantes del proceso de evolución de lo comunicacional, el desplazamiento de los centros estratégicos de desarrollo y control de esas sociedades desde la esfera de la producción hacia la de distribución y el cambio. Este hecho se refleja en el lenguaje “industrialización de la distribución” “consumo industrializado” que aluden a modelos de distribución y consumo cualitativamente distintos a los de estadios anteriores. En esta entrega de vLog analizaremos los siguientes temas: El fenómeno socio-económico. La cuestión tenminológica. La teoría de la intervención. EL FENÓMENO SOCIO-ECONÓMICO. Aceleración del cambio y expansión de la comunicación. A medida que el mercado de masas potencia los mecanismos de distribución, cambio y consumo consolida su modelo que termina imperando en toda la red del aparato económico. Al mismo tiempo se aceleran los ritmos y aumentan los caudales de circulación requiriendo fluidización de circuitos, específicamente comunicacionales. Los modelos de relación de intercambio anteriores pierden vigencia pues el quantum comunicacional que deben absorber se ha alterado y requiere redes y procesos distintos. Mayor competencia, saturación informativa, permanente innovación en las matrices de consumo que marcan un aumento de los ritmos de modificación del receptor, la proliferación de entidades que deben hacerse oír socialmente exigen un cambio cualitativo de los modelos de comunicación. Un distinto tipo de presencia de los emisores sociales que tienen que hacerse leer, entender, diferenciar, registrar en condiciones diferentes a las conocidas anteriormente. Es necesario no sólo cambiar las técnicas de comunicación sino también los modos y procesos de identificación. La comunicación social y sus medios pasan de área táctica complementaria de la producción a campo estratégico de desarrollo: no basta con que los valores existan sino que es esencial que sean detectados por el emisor social y hacerlos inmediatamente visibles para la audiencia. La comunicación social que se interpretaba referida a planos extraeconómicos (político, cultural etc.) se asume hoy como mecanismo específicamente económico, el paisaje fabril es sustituido por el paisaje publicitario.

En la sociedad tercerizada mercancía y discurso coinciden, toda realidad queda reducida al discurso que sobre ella se emite, el significante es lo significado. (packaging : síntoma del paso de consumo de valores de uso al consumo de valores de signo) La mercantilización de todo producto es una realidad los fenómenos de opinión son uno de los motores dinámicos de la vida del mercado la ideología misma es mercancía en la vida institucional el estado de opinión es un bien capital. Expansión de la comunicación y protagonismo del emisor. Si bien la manifestación más espectacular del cambio en el modelo es la de medios técnicos o las retóricas de persuasión de masas no reflejan el carácter cualitativo del cambio que puede leerse en el hecho de que el propio campo de la comunicación social se reformula: Es cierto que se habla más de otro modo pero lo fundamental es que se habla de otra cosa. Entre todas las modificaciones en la comunicación vinculadas al contexto de significación de los mensajes destaca por importante y de directa relación con la comunicación corporativa, el “desplazamiento de los contenidos del mensaje desde el objeto hacia el sujeto de la comunicación”. Tradicionalmente el Emisor emite un mensaje persuasivo proponiendo al Receptor un tema (un BUEN producto) el anclaje entre E y R era la propia mercancía que reúne los intereses de ambos. Con la evolución del mercado esa modalidad aun predominante resulta insuficiente por los siguientes motivos:  La aceleración del cambio tecnológico desestabiliza la identidad del producto(al redefinirlo permanentemente lo desdibuja).  Eso implica una aceleración de los procesos de deslegitimación y relegitimación de la mercancía que la vuelve inoperante como soporte y/o argumento de la comunicación.  La progresiva socialización de la calidad elimina diferencias reales entre productos de un mismo tipo imposibilitando la confrontación en el mercado basada en los valores diferenciales de los productos. Necesitamos entidades más quietas, con un ritmo de cambio más lento, o sea el sujeto de la empresa. El valor agregado distintivo se replega sobre atributos indirectos (ej. respaldo del productor) y este desplazamiento del valor objetivo a lo subjetivo desplaza a los contenidos de la comunicación hacia la identidad del emisor. Proceso de subjetivación de la comunicación social giro hacia la boca que emite el mensaje en detrimento de los contenidos. Incentiva y promueve la problemática de la identidad institucional.

La comunicación refuerza su función expresiva no primaria, mientras el emisor dice lo que debe decir, se expresa (habla de sí). La identidad corporativa circula predominantemente por capas indirectas, semiconscientes o subliminales privilegiando los discursos no verbales, es decir los canales no tradicionales de la comunicación ahora que prioriza al emisor la comunicación se sumerge en el concepto más global de Imagen: representación del emisor. Y el concepto de imagen se potencia en cuanto a contenido y función semántica. Este proceso no se detiene en el protagonismo del emisor sino que revierte sobre la realidad proyectando sobre la oferta los modelos identificatorios del sujeto: 2ª versión del proceso de subjetivación; imágenes que eran resultado espontáneo, cobran institucionalidad e identidad intencional ejercida y manipulada concientemente. Las entidades mediante el acceso a la dinámica de la imagen adquieren un yo social. El proceso de subjetivación del mensaje posee doble sentido: 1- Desplazamiento del interés hacia el emisor. 2- Creación de sujetos atípicos que no existían como tales. La comunicación social es entonces un mecanismo de instalación de identidades imaginarias en lo colectivo cualquiera sea la naturaleza real de estas, la sociedad de masas post-industrial reinstaura la primicia de la magia y el animismo. Un sujeto diseñado para la Imagen institucional. El conjunto de emisores sociales son sometidos a una presión externa proveniente de las nuevas relaciones objetivas de intercambio que les exige una respuesta activa: la intervención consciente, voluntaria y sistemática (perdida de ingenuidad)en sus propios medios de comunicación no solo especifico (publicidad) sino el conjunto de recursos directos e indirectos (imagen general). El aparato comunicacional se expande y todos los componentes de la entidad pueden oficiar de canales, medios o soportes de sus mensajes y de aludir directa o indirectamente a sus atributos y valores”. El cuerpo institucional se hipersemantiza” Todos los recursos adquieren dimensión publicitaria y la propia actividad y sus instrumentos tienen la 2ª función de ser mensajes de promoción de si mismos. La publicidad ahora es solo un canal más de emisión de imagen corporativa.(además de la gráfica, indumentaria, ambiente, recursos materiales y humanos etc. todos son portavoces de la identidad del organismo). Por lo tanto todas las decisiones provocan directa e indirectamente efectos de la imagen y necesitan una atención especializada y un tratamiento técnico sistemático.

El diseño de un perfil de imagen institucional implica un planteamiento de la identidad institucional pues la imagen es el efecto público de un discurso de identidad. Formular un sistema de recursos de imagen de una institución es optar por un conjunto de atributos concretos de identidad con la que se integrará y operara en el contexto social. Crisis de resortes de comunicación, crisis de identidad, mercado de la imagen. El emisor social cae en la cuenta de que no sabe utilizar los canales “nuevos” y busca auxilio. La comunicación es el eje problemático clave de la sociedad contemporánea. LA CUESTIÓN TERMINOLÓGICA. Críticas de las aceptaciones coloquiales. Toda practica social emergente crea a su propio medio coloquial un problema de denominación. Se codifican nuevos usos, sentidos nuevos para los viejos vocablos. Cuando se pretende superar el nivel coloquial y acceder a certezas teóricas, lo que es obvio en el discurso espontáneo al ponerse por escrito ya no lo es. El léxico profesional registra una serie de términos: Imagen, Identidad, Perfil; Identificación, Comunicación, que asociados a los del campo concreto de aplicación: Institución, Corporación, Empresa, Compañía, conducen a una serie de expresiones utilizadas como sinónimos: Perfil empresarial, identidad corporativa, imagen de empresa, identidad institucional, comunicación corporativa, etc. Recientemente se sumaron enriqueciendo y sofisticando el entorno ideológico “filosofía empresarial, cultura de la empresa, estilo de la casa” Tal ampliación ilustra el protagonismo del sujeto institucional en la preocupación de la gestión técnica. Todas esas expresiones aluden directa o indirectamente a un mismo fenómeno: a- La Entidad posee un conjunto de recursos significantes. b-Estos suscitan en la audiencia una lectura y opinión. c- interviniendo sobre lo 1º se puede incidir sobre lo 2º. Podemos denominar de diferentes maneras a un sujeto: General: Los sujetos sociales son muy diversos, se incluye toda entidad que cobre estado publico, sea de naturaleza personal, impersonal, colectiva individual, privada o publica. El repertorio de vocablos para aludir a estas es igual de diverso: a) Las típicas de la actividad económica. Empresa, compañía, Sociedad. b) La típica de naturaleza extraeconómicas, institución. c) Un termino equivoco alusivo a entidades diversas y contrapuestas: Corporación. d) Términos neutros o genéricos: ente, entidad, organismo, organización. De empresa: Es el menos equivoco. Alude a la estructura organizativa de naturaleza económica por excelencia. “Organismo societario articulado en torno a una actividad lucrativa, cualquiera que sea el carácter de su propiedad publica o privada”. En los sectores de interés y función abiertamente públicos se desdibuja esta univocidad, matizado su eje conceptual básico -el lucro- y su gestión compartida o condicionada por la administración publica. Pero de todos modos el termino posee una sola acepción y nos remite a la noción de uso frecuente y univoco “imagen de empresa”. De corporación: Corporativa es de uso predilecto en el discurso profesional sobre la imagen. El más conflictivo, porque a la natural elasticidad de todo uso coloquial se suma la diversidad de aplicaciones en los distintos contextos idiomáticos. La frecuencia del uso imagen corporativa proviene de la importación del ingles Corporate image que significa compañía, empresa. Pero en nuestro medio latino remite a formas organizativas más complejas (agrupaciones) y nunca significa empresa. También remite al corporativismo (forma de organización socio-laboral por sectores productivos) Por ultimo, de uso menos frecuente, limita su significado implícito en la metáfora: el cuerpo, como integración de miembros, asociación o comunidad de personas regida por alguna ley o estatuto. De institución: De uso más corriente es la definición por exclusión de las funciones de lucro, vinculado a los organismos no empresariales. “Todas las entidades publicas o privadas que administran y gestionan actividades sin fines de lucro directo. Así se obtiene la polaridad, imagen corporativa / imagen institucional. Otra acepción asumida por el lenguaje coloquial como uso metafórico, es “todo hecho que adquiera significado social, trascendiendo a sus propias características internas de un modo relativamente estable” Próxima a este se encuentra la acepción teórica “toda realidad estable que constituya una norma, convención o mecanismo regular estable del funcionamiento social, trascendente a la voluntad e interpretación de sus usuarios concretos. Podemos concluir en esta sección que se necesita una denominación que remita a un campo universal aludiendo con similar evidencia a todas y cada una de las manifestaciones parciales del fenómeno permitiendo que el análisis transcurra siempre en el nivel por el que se optó. Institución e institucional son los términos mas adecuados, por la vigencia, que redundara en una interpretación clara utilizada en el contexto. Porque puede incluir casos dispares y porque el solo hecho de asumir la propia imagen publica como problemática y campo de intervención es índice de voluntad de institucionalización social. Cuando la imagen publica es objeto de gestión regular tendiente a su control queda documentada la existencia institucional de esa entidad. La denominación de una función identificadora. “Imagen” suele aparecer asociado a “identidad” y “comunicación”. Las expresiones Identidad corporativa o comunicación corporativa no siempre son definidas con precisión y suelen solaparse con imagen corporativa. Corporate identity suele coincidir con lo que aquí se denomina imagen corporativa. Identidad conlleva ambigüedad, entre su alusión a una serie de atributos intrínsecos de la institución y a un conjunto o sistemas de signos identificadores. Comunicación asociado a una actividad concreta es menos ambiguo. Imagen de uso más frecuente resulta el más equivoco. A la imagen se la suele concebir como un: a) Hecho objetivo, fenómeno exterior perceptible, una fuente y como un... b) Hecho subjetivo, un registro una representación. "A" motiva usos “tener o emitir una imagen, centro de estudios de la imagen o retórica de la imagen” y "B" es la "imagen publica”, imagen psíquica, registro imaginario”. El primero más coloquial y el segundo más técnico y menos frecuente. Entre los dos fluctúa el uso de la palabra imagen, generando equívocos cuando en un mismo contexto se apela a ambos sentidos. Puede sospecharse que en el modo coloquial se utilicen de modo inconsciente ambos sentidos en simultaneo. La imagen suele aludir indistintamente a un fenómeno representacional de tipo ideológico, un fenómeno perceptual integral o un fenómeno estrictamente visual. Cuando la pronunciamos la primara representación que induce es un hecho visual, en el medio profesional la reducción de la imagen a lo visual incluso se acentúa con la reducción alo grafico, tendencia avalada por el uso y la erosión que este produce sobre el concepto, que va restringiéndose a los campos donde mas se consume. Imagen institucional = sistema de identificación gráfica de la institución.

La combinación de los dos ejes semánticos, imagen objetiva e imagen subjetiva, resulta una amplitud polisemica. Imagen objetivo: - Recursos de comunicación integral. - Recursos de materiales de comunicación. - Recursos visuales. Imagen subjetiva: - Representación psíquica. - Registro sensible. - Registro visual. Propuesta de una nomenclatura. Fuentes de equívocos: Polisemia de los términos en los usos espontáneos del discurso técnico profesional, diversidad de concepciones ideológicas y aportaciones teóricas, variantes interpretativas desarrolladas por el mercado de la imagen. La terminología que garantice la interpretación univoca del discurso deberá ser teórica y especifica: a) Definiciones atributivas, artificiales univocas e inconexas respecto los demas usos lexicales. b) Definiciones validas únicamente para el contexto de la imagen institucional y su entorno sociotécnico concreto. Debe de contar con 4 componentes básicos: realidad, identidad, comunicación e imagen. Dimensiones intrínsecas y universales de la actividad institucional al margen de la existencia de programas de intervención especifica sobre alguna.

La realidad institucional es el conjunto de rasgos y condiciones objetivas del ser social de la institución. Datos objetivos, hechos reales, anteriores o independientes de las formas de conciencia institucional, materialidad de la institución. Llamamos a todo esto la entidad jurídica y funcionamiento legal concreto, estructura, índole y peculiaridades de su función, realidad económico-financiera, infraestructura y sistema de recursos materiales, integración social interna (individual, grupal, societaria, técnica etc.), sistema de relaciones y condiciones de comunicación operativa interna y externa, etc. Deben incluirse también los datos de su tendencia evolutiva concreta. La Realidad institucional no es solo un estado sino también un proceso. Tan real es aquello que ya ha acaecido como lo que acontecerá inevitablemente, por ello forman parte también los proyectos institucionales, no sólo los de acción externa sino especialmente los de intervención sobre la propia institución, elementos tan reales y efectivos como cualquier hecho tangible de la institución, sólo en tanto determinan actividades y conductas reales independientemente de la factibilidad de sus contenidos, operan más en su forma que en los contenidos. Discriminar dos dimensiones: situacional y prospectiva, facilitan la discriminación de los campos de trabajo en diagnostico y pronostico. La identidad institucional especifica un fenómeno de la conciencia. "Conjunto de atributos asumidos como propios por la institución", el Discurso de la identidad que se desarrolla en el seno de la institución de un modo análogo al de la identidad personal del individuo. La institución a través del dialogo permanente con sus interlocutores genera formas de auto representación. Este discurso identificatorio no es unidimensional, se desdobla en planos según ejes referenciales básicos: 1- Lo situacional y lo prospectivo, lo inmediato y lo proyectual. 2- El que opone los aspectos internos o latentes a los externos o manifiestos de la institución. De esta forma se van desdoblando y combinando entre si los planos de identificación cuya complejidad sera proporcional a la complejidad real y comunicacional de la institución. Podemos describir un ejemplo de la siguiente manera: un sujeto social tiene una idea de lo que es y de lo que quiere que crean que es, de lo que debe ser y lo que quieren que crean que el debe ser. En la dialéctica interna de los cuatro elementos, lo inmediato a lo proyectual, lo interno a lo socializado se mueven los procesos de identificación. Del mismo modo que la realidad institucional, esta dimensión de identidad debe pensarse como proceso, los proyectos en su nivel de autorrepresentación y constituyen fragmentos del discurso de identidad de la institución. La comunicación institucional es el conjunto de mensajes efectivamente emitidos. Conciente o inconscientemente, voluntaria o involuntariamente arrojan sobre el entorno por solo existir y ser perceptible un volumen determinados de comunicados. No es una dimensión opcional sino esencial al funcionamiento de toda forma de organización, existiría aunque no hubiera ninguna forma de intención comunicativa, me refiero a comunicación de la identidad institucional. La comunicación de la identidad no constituye un tipo de comunicación concreto, aunque existen mensajes con esa función especifica, sino una dimensión de todo acto de comunicación. En todo acto de comunicación, cualquiera sea su contenido existe una capa referencial de comunicación identificadora. Y justamente aquellos que cumplen con mayor contundencia esa función son precisamente los mensajes cuya misión explicita no es aludir a la identidad institucional. Tanto para el emisor como para el receptor la identidad es un mensaje connotado, son mínimos los mensajes que aluden de modo especifico y directo a su identidad. Este carácter omnipresente hace que estén incluidos prácticamente la totalidad del hábeas semiótico de la institución. Se puede considerar soporte de la identidad a la misma institución en su conjunto = la totalidad de los hechos materiales y humanos detectables como propios. La institución es un territorio significante que habla de si mismo y se autosimboliza a través de todas y cada una de sus regiones. La imagen institucional es un registro público de los atributos identificatorios del sujeto social. Es la lectura pública de una institución, la interpretación que la sociedad o cada uno de sus grupos, sectores o colectivos tiene o construye de modo intencional o espontáneo, igual al “discurso imaginario”. Además, aparece otra acepción irrenunciable, la de icono, como significante visual. Nuestro discurso necesitará apelar a ambas acepciones. ¿Qué relaciones tiene cada una de ellas? La autonomía de cada uno de los cuatro elementos del sistema es relativa, pues son dimensiones analíticas de una entidad conceptual indivisible por lo que cualquier modificación en alguna incidirá inevitablemente en las demás. El primero y el tercero constituyen hechos objetivos, las circunstancias que componen la realidad In y el conjunto de mensajes que componen la comunicación In que deben considerarse en su pura facticidad, exterior a la conciencia que de ellos se tengan. Una es la actuación general y otra particular. Los otros dos son construcciones ideales, imaginarias. Representaciones ideológicas. Campo subjetivo que se desarrolla como forma de conciencia de los anteriores. Evolucionan de manera pasiva y sólo extraordinariamente son objeto de intervención voluntaria, conciente y sistemática. Podemos contemplar en 6 las relaciones existentes: - Realidad Institucional e Identidad Institucional: La distancia entre estos dos conceptos es la que hay entre un objeto y un sistema de representaciones. En el lenguaje profesional se tiende a confundirlos, por el falso supuesto de que la formas que una entidad adopta para autorrepresentarse, autopensarse o autoidentificarse coinciden con sus condiciones de existencia objetiva. No pueden coincidir pues no permite incorporar la totalidad de los datos empíricos debiendo seleccionar, ni se agotan en ellos pues incorpora elementos ausentes en la facticidad como expectativas y memoria. A esto se puede sumar las circunstancias accidentales de desfase y las que facilitan la comprensión de las diferencias. Un ejemplo, detrás de toda demanda de intervención en la imagen existe una latencia de crisis de identidad, la divergencia de idea en la institución de los distintos miembros, rara vez posee. una identidad homogénea, nace como fruto de una negociación. En la postura ante los proyectos los componentes de autoconciencia implícitos en todo proyecto no necesariamente coincide con la auto-representación concreta global o parcial de la institución, lo regular es que supere a las formas que alcanza la identidad en el momento de su implementación. - Realidad Institución y Comunicación Institucional: Es una relación entre dos componentes objetivos, un sistema operativo real y uno de comunicación real. Es la realidad institucional misma la que como hábeas semiótico integrado opera comunicacionalmente. La comunicación institucional es la dimensión semiótica de la realidad institucional. - Identidad Institucional y Comunicación Institucional: Una representación ideológica y un sistema de piezas significante. Una de la confusiones más frecuentes es no distinguir entre identidad y el repertorio de mensajes con que esta se comunica. Esto comporta un error teórico, una cosa son los hechos comunicacionales concretos (mensajes) y otra los contenidos referenciales de éstos (aquello de lo que se habla) con el peligro de limitar la idea de identidad a los mensajes efectivamente emitidos, pues además pueden detectarse descoincidencias entre contenidos, las nociones que conforman el discurso de identidad no necesariamente ha de coincidir con los referentes de la comunicación. No todos los contenidos de identidad se comunican, por hipocresía o por innecesario o inviable. Existe entre los contenidos ideológicos y mensajes efectivos una cierta y necesaria opacidad funcional. Por no distinguir las distancias entre los dos niveles lleva a errores que acumulados generan las crisis de imagen. Espontaneismo la fe que la mera gestión correcta pero se emite automáticamente los comunicados identificatorios correctos. Hoy son las demandas objetivas de comunicación las que inciden en los procesos de identificación y en los procesos de reestructuración operativa. En el Publicitarismo la creencia que la Comunicación Institucional agota los contenidos semánticos y que el mero sistema de comunicación forma la identidad. La dialéctica los articula todo acto de comunicación. Es un intercambio de mensajes identificatorios. Todo discurso de identidad es para ser comunicado y toda comunicación es una comunicación de identidad, no como emisión unidireccional de información sino como intercambio identificatorio en el que se constituyen las identidades del emisor-receptor y de la relación que los une materializando ese tercer personaje intersubjetivo: la manifestación semiótica de lo social. La realidad institucional en su dimensión semiótica opera como un mensaje-comunicación institucional que alude a la identidad institucional. - Identidad Institucional e imagen Institucional: dos formas de conciencia de la institución, la autorrepresentación y la representaciones de esta desarrolladas por la audiencia. Un fenómeno de opinión interno y externo. Dos conciencias que se desarrollan de un modo relativamente autónomo a partir de necesidades y expectativas condiciones de registro. Claramente diferenciadas, si comparamos el discurso de identidad con el de imagen necesariamente detectaremos zonas de descoincidencia. Resorte disparador de una dialéctica básica, la identidad es un fenómeno dinámico que se opone a la imagen y se redefine en función de esa oposición. Trabajo identificatorio en el lenguaje profesional a estos términos suelen utilizarlos como sinónimos para denominar al sistema de signos identificadores que aquí seria la comunicación institucional. - Comunicación Institucional e Imagen Institucional: a diferencia de su naturaleza se suman las de contenido. Toda comunicación implica dos mensajes, el emitido y el reproducido en el acto de recepción que recrea inevitablemente el mensaje. Por lo tanto siempre hay desfase entre los dos niveles. Es una condición estructural, además el tempo de emisión no tiene por que coincidir con el tiempo de recepción y metabolismo social de los mensajes. - Imagen Institucional y realidad institucional: un estado de opinión y un hecho real, descoincidencia evidente, la función de la imagen es producir un efecto de realidad ilusorio. La imagen es lo verosímil así que crea en el que la experimenta un estado de certidumbre. Por lo tanto ambos niveles en el fenómeno comunicacional real tenderán a mimetizarse. La semiosis institucional. El fenómeno institucional queda así totalizado como hecho semiótico. Es la capa de sentido que cubre el hecho institucional en su totalidad y en la cual se procesa permanentemente el discurso de su identidad, por lo tanto, la semiosis institucional es el proceso espontáneo, artificial o mixto, por el cual una institución produce y comunica el discurso de su identidad y motiva en su contexto una lectura determinada que constituirá su propia imagen. LA TEORÍA DE LA INTERVENCIÓN. Discurso y semiosis institucional. En las intervenciones especializadas de la imagen, la “semiosis institucional” es un proceso semiartificial, una semiosis técnicamente asistida, que aparece cuando en el desarrollo normal de la actividad institucional se produce un salto o ruptura cuya escala hace improbable una recuperación espontánea del equilibrio. Estos cambios pueden darse en cualquiera de las cuatro esferas, que requieran intervenciones sistemáticas sobre su propio proceso identificatorio. - Alteración en su realidad material: expansión inusitada. - En sus componentes de identidad: estancamiento del desarrollo técnico cultural del equipo humano. - Cambio en las condiciones de comunicación: incremento drástico de la audiencia. - Alteración de la imagen publica: por la aparición de competencia fuerte. El caso mas critico está en el campo de la imagen, indica que el desfase entre la lectura publica de la identidad de la institución y los objetos identificatorios de ésta ya se han hecho efectivos y la intervención no es preventiva sino para revertir una situación negativa concreta. La disciplina que se hará cargo puede definirse como semiótica técnica pues regula la asignación consciente y especializada de significantes a un repertorio de significados preestablecidos. La sola existencia de un programa semántico da un papel protagónico a la manipulación consciente del discurso. El libre juego de los significantes que se da en los procesos espontáneos se reducen por la presencia técnica de ellos, se selecciona los significantes que mejor conduzca los sentidos intencionados dentro del paradigma o repertorio de significantes hechos previamente conscientes. Apelando a códigos socialmente vigentes se pretende controlar la lectura del signo identificador. Los programas de imagen institucional son una intervención consciente, actuación del super yo institucional, sobre su propia conducta comunicacional. Reprimir aquellos mensajes identificadores espontáneos que conducen a una identificación divergente respecto del proyecto consciente y voluntario, el deber ser, de la institución. La intervención es retentiva, inhibidora de ciertas tendencias y potenciadora, liberadora de otras. De todos modos siempre existe un área de codificación abierta arbitraria a merced de la libre decisión del agente institucional concreto es decir del condicionamiento inconsciente de la comunicación de la identidad. En la identificación institucional confluyen procesos conscientes e inconscientes de emisión de signos por lo general contradictorios en sí y entre sí, así que por más específico y objetivo que sea el acto de comunicación tiene valor semántico agregado una fuga de mensajes identificatorios connotados y automáticos no controlables. Semiosis artificial y sistema semiótico. El diseño de imagen institucional es la redacción de los mensajes de identidad de una institución orientada a inducir una determinada imagen pública de la misma. El objetivo de todo programa no es sólo modificar la imagen sino alterar el proceso global, la semiosis institucional se producirá interviniendo en los únicos planos manipulables que son la realidad y comunicación. Una intervención semiótica se produce en el plano comunicacional pero podrá conllevar o exigir intervenciones más generales en la misma estructura y aunque nos restringiéramos al campo semiótico (comunicación) ya es un sistema pues esta integrado por el conjunto de recursos comunicacionales de la institución. Fue un paso decisivo descubrir que el diseño de imagen no opera de objetos sino sobre discursos, otro será el demostrar que no se actúa de mensajes sino de sistemas. En la jerga profesional se alude a sistemas pero no se verifica en los hechos. Es común referirse así a los repertorios de piezas más o menos coherentes, en la gráfica cuando hay unidad formal entre los mensajes visuales, pero no es definitoria de un sistema de identificación institucional porque no es condición suficiente, es decir su cumplimiento no garantiza per se la existencia del sistema ni es requisito inexcusable para todo sistema. Un ejemplo, una programación adecuada puede requerir una incoherencia visual de los distintos recursos. Es evidente que para denotar la idea de institución deberá detectarse algún tipo de unidad entre los mensajes, pues la sola idea de ente implica un grado de cohesión que reside en una unidad estructural compleja y conceptual. Aun en las intervenciones no planificadas la propia lógica del discurso va imponiendo la homologación y articulación de los distintos elementos identificadores. Crecimiento de la parte al todo, manifestación espontánea de la sistematicidad del proceso identificatorio, que no excluye el carácter contradictorio del proceso y los desfasajes y asincronías en su desarrollo. La eficacia de un sistema de identificación institucional reside en la capacidad de los mensajes de legitimarse recíprocamente. Lo nocivo no es su mal diseño sino el efecto de desautorización reciproca que se produce cuando responden a contenidos semánticos y códigos contradictorios. Ejemplo, logo de mediana calidad armonizado con soportes gráficos y corroborado por el entorno empresarial puede ser una pieza muy eficaz y un logo muy prestigioso puede ser contraproducente si no esta proporcionado respecto del sistema total, lo que importa al diseño de la comunicación es manipular la totalidad del código, su control es condición de la redacción adecuada de todos los mensajes necesarios. Como en cualquier campo semiótico cada signo vale por su relación con los demás, en función del sistema. Esta coherencia sincrónica exigida y aportada por el sistema se constituye en condición de posibilidad de evolución diacrónica de la comunicación. El diseño de la comunicación debe considerar a la institución como proceso en el cual unos mensajes son estables, recurrentes y otros son variables, ocasionales, no previsibles. La sistematicidad es la garantía de un crecimiento armónico a partir de una estructura que se va completando durante el desarrollo temporal de la gestión concreta. Sistema de programación integral. La sistematicidad se manifiesta en carácter integral del campo y carácter programado de la intervención. Carácter integral de campo: el repertor de recursos de identificación debe ser completo y totalizado. En el input debe incluirse el conjunto completo de recursos de cualquier status, diseñables o no, existentes o previsible, vigente o en extinción, y el receptor se asuma como totalidad, como elementos integrantes de una dimensión comunicacional única y no como piezas estancadas, si no no tiene garantías de controlabilidad porque todo componente fuera de programa corre el riesgo de evolucionar conforme a principios no compatibles con el sistema y desequilibrarlo al destruir la univocidad del discurso. Carácter programado de la intervención: las opciones de lenguaje o tipos de discurso se dirigen previamente a la producción del discurso concreto y provista del campo de trabajo ya ordenado. La programación procura que el mensaje no aparezca como simple fruto de la caja negra sino de la combinación de planificación semiótica y asociación libre. Relativiza el mito de la creatividad y empirismo optimista de la lluvia de ideas. La programación aporta eficacia a la creatividad orientando su trabajo en el terreno que la investigación. El grado de adaptación de la identidad postulada esta en función del trabajo analítico previo, la programación, fase estratégica del desarrollo de la comunicación institucional en la cual se deciden los contenidos y el sistema de canales idóneos pertinentes a la identidad institucional a comunicar. El campo de la intervención: lo imaginario recurrente. En el corpus institucional puede intervenirse produciendo una primera segmentación. Del conjunto semiótico se segregará una capa universal, la imaginaria, aquella que por oposición al conocimiento tiene la función de crear la ilusión de realidad o ilusión referencial, campo objeto de todo programa de imagen y dentro de ella el segmento referido a la identidad. Todo control integral y sistemático de la imagen deberá invadir ciertas zonas limites de la comunicación no imaginaria, es decir puramente operativa que corresponde a la gestión especifica y regular de la institución que constituye el trabajo regular de los agentes internos. Este parámetro implica una delimitación al campo por exclusión de la dimensión de la comunicación no pertinente a la intervención. Una segunda segmentación considera a los modos de emisión del mensaje según los grados de tipicidad de su estructura. Conforme a el se configuran dos polos representados por el mensaje reiterativo o recurrente y el irrepetible u ocurrente. Los soportes significantes estables, dados disponibles con todos sus rasgos, la acción se limita a su consumo, su emisión se produce como uso o puesta en escena de una pieza significante preexistente ya compuesta y diseñada, mensajes pre redactados y repetibles, formalizados en soportes físicos múltiples o únicos. Un ejemplo son los elementos impresos, instrumental estable, entorno como paisaje estable, ediciones de audio etc. y sus propios medios regulares de significación y los variables de existencia puntual y efímera, mensajes ocurrentes, síntesis del conjunto de procesos de significación concluyentes en una coyuntura concreta de actividad, mensajes singulares, irrepetibles se redactan agregados. A la medida del acontecimiento en particular la comunicación orale y escrita puntuales, circunstancias o actuaciones espontáneas etc. Dimensión semiótica de la gestión regular en sus componentes no prefigurados en tanto la emisión de este conjunto de mensajes es responsabilidad exclusiva de los agentes internos no pueden incluirse como área programática concreta dentro de una intervención integral de identificación, sí podrá incidirse en ese campo a través de los programas dirigidos al equipo humano. Corpus semiótico y modos de significación. Una tercera intervención teórica consiste en detectar una topología que fragmente el corpus semiótico en áreas conforme a especialidades de los procesos de significación. Esta segmentación cortará simultáneamente las cuatro dimensiones y las serán: - Lingüístico: lo verbal en sentido estricto, lenguajes y código lingüístico. - Semio lingüístico: semióticas mixtas, como la propia actuación personal que incluye al leguaje oral y códigos de indumentaria. - Semipotico: semióticas puras como el arte, la escenografía, la decoración en sentido estricto. - Semio-ergonómico: Semióticas impuras como la arquitectura y el equipamiento. La dimensión de lo imaginario esta presente en todos los niveles, incluso en el más estrictamente lingüístico. Por lo tanto la totalidad de estos modos de significación están presentes en el campo de imagen y comunicación.

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